Las nuevas restricciones derivadas del bienestar animal que se vaticinan van en contra directamente del ecosistema humano y crearán un gran malestar social. En este contexto se hay necesario despertar conciencias ajenas y el sentimiento de pertenencia y de permanencia que tiene este sector a su territorio.
Giuseppe Aloisio, director adjunto de ANICE analiza en este artículo el escaso impacto de las estrategias y los presupuestos públicos destinados a la lucha contra la despoblación y a las políticas de fijación de empleo o autoempleo rural, cuando las nuevas medidas restrictivas reducen las expectativas y las posibilidades de que seres humanos que críen ganado o monten una industria, tengan aliciente y motivación suficiente para quedarse y fijar la tan ansiada población al medio rural.
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